viernes, 16 de marzo de 2012

10 consejos básicos a la hora de tratar con un traductor

A raíz de algunas entradas recientes y basándome en mi experiencia como traductora en potencia, he decidido redactar mi propia lista de consejos que hay que tener en cuenta a la hora de relacionarse afectiva o amistosamente con un traductor (o futuro traductor, o traductor potencial).

Antes que nada, quiero aclarar que esta entrada es simplemente una exageración de la realidad para provocar algunas risas entre personas que sí se sienten identificadas con estos puntos. En ningún momento he querido pecar de soberbia, creerme superior, menospreciar a los demás o dar lecciones de nada. Si no entendéis el sentido del humor de lo que he escrito, lo siento. Simplemente es mi opinión, como digo, bastante exagerada. :-)


1) Por favor, no confundáis «traductor» con «intérprete». Los traductores podemos ser también intérpretes y viceversa, pero son cosas distintas. Un traductor traduce texto, de forma escrita. Un intérprete "traduce" un discurso, conversación o ponencia, de forma oral. Mientras que el traductor puede trabajar desde su casa, el intérprete tiene que enfrentarse al trato humano y al pánico escénico. Por eso yo prefiero no ser intérprete, si puedo evitarlo.

traductor o intérprete

2) No discutáis con nosotros sobre cuestiones idiomáticas (ni del español ni de ningún otro idioma que dominemos). A los traductores profesionales de España nos encantan los idiomas, estamos casi obsesionados con ellos. Siempre intentaremos aprender uno nuevo o mejorar en otro que ya conozcamos, y sabemos bastante. Por ello, ni se os ocurra contradecirnos a no ser que estéis completamente seguros de que lo que decís es así. Un traductor es capaz de encontrar en un momento cinco fuentes distintas que apoyen su teoría, y otras tantas que refuten la vuestra si es incorrecta (que para eso estudiamos Documentación en la carrera y la practicamos diariamente). Esto se aplica a normas ortográficas, puntuación, acentuación y pronunciación, entre otras. Doy fe de que la gente se empeña en discutir conmigo cómo se pronuncian determinadas palabras en inglés, y me enerva. Vamos a ver, primero: si no tienes ni idea, no digas nada; segundo: si te doy pruebas fonéticas de que lo que me estás diciendo no se pronuncia así, sino como yo digo, no me sigas contradiciendo; tercero: si tú no tienes pruebas ni tampoco tienes ni idea de cómo leer fonética, no tenemos más que hablar.

Diccionario español


3) No os sorprendáis (bueno, no salgáis huyendo) si nos veis emocionadísimos en la planta de diccionarios y manuales de consulta de cualquier librería o lugar donde haya una alta concentración de libros yendo de acá para allá y comentando las maravillas de la nueva Ortografía de la RAE, del estupendo Diccionario Redes o del ideal librito de verbos Bescherelle. Así como a vosotros os hace mucha ilusión una figura, poster, camiseta, película o nuevo disco de vuestro grupo favorito, nosotros amamos los diccionarios y los manuales de consulta por encima de [casi] todas las cosas (a pesar de que a veces nos den más penas que alegrías) y los consideramos un regalo estupendo (*guiño guiño*), mientras que vosotros fruncís el ceño y decís por lo bajini: «bueno, si a ti te gusta...».


4) También amamos los libros, y por supuesto leer. Eso es un hecho y uno de nuestros mayores pasatiempos. Podríamos pasarnos la vida leyendo (de hecho lo hacemos, aunque no siempre leemos lo que nos gustaría). Y ¡ojo! Los traductores leemos en el idioma original siempre que sea posible. Bastantes chascos nos hemos llevado ya, que parece mentira que no estemos curados de espanto. Aunque a veces nos vale el dicho de «Ojos que no ven, corazón que no siente» si leemos un libro traducido y nunca jamás en la vida leemos su versión original. Pero como eso es poco probable que ocurra, al final nos llevamos muchísimas decepciones, indignaciones y rabietas. Si a vosotros no os gusta leer, podemos llegar a entenderlo, pero respetad nuestro pasatiempo. No os pongáis a hacer cosas ruidosas cuando queramos disfrutar de nuestro [escaso] tiempo libre de forma tranquila. Entended también que leer es un pasatiempo solitario y que si os ponéis a hacer cualquier otra cosa al lado que no implique quedarse quieto y en silencio, puede que nos moleste.

libro de traductores

5) Derivado del punto anterior, los traductores somos críticos. Muy críticos. Estamos cansados de encontrar traducciones pésimas, traductores que parece que los acaban de sacar del colegio, cosas de cajón que están mal, falsos sentidos y de decir o pensar cosas como: «mi prima de cinco años podría haberlo escrito mejor», «esto no significa lo que pone aquí», «pero cómo puede haber pasado esto por alto», «está claro que esto es una frase hecha y lo han traducido literalmente», «quién narices le ha pagado a esta persona por hacer esta cosa a la que denomina trabajo» y un largo etcétera. Sí, nosotros siempre lo habríamos hecho mejor (eso sí, habría que vernos). La verdad es que leer un libro en su versión original y luego leer su traducción (o viceversa) es una de las peores experiencias para un traductor. Nos duele el alma. Benditos seáis los demás, que vivís ajenos a este suplicio. Por lo tanto, no os toméis a mal nuestras críticas. Son constructivas, aunque nos indignemos.

Blog taductor

6) Obviamente, nuestro único pasatiempo no es leer. También nos suele gustar el cine (aunque después de pisar el mundo de la traducción audiovisual, muchos pueden acabar bastante desencantados con el séptimo arte). Y al igual que pasa con los libros, los traductores vemos las películas y las series en versión original. Si os gusta que os lo den todo masticadito y doblado o no os gusta leer subtítulos (en el idioma original, por supuesto, que eso de leer subtítulos en español, sobre todo si se han descargado de alguna página de internet, es el pecado más mortal y una total aberración), mejor no veáis películas ni series con un traductor. Y si este cede a vuestras súplicas, ateneos a las consecuencias: «eso no se dice así, lo han doblado mal», «se están inventando los subtítulos», «por Dios, eso es un calco como una catedral», «no ha dicho eso», y otro largo etcétera. Tema aparte son las adaptaciones literarias al cine. Lloro, con eso os digo todo.

traducción cine

7) Como decía, a los traductores también nos gustan otras cosas aparte de los libros y los idiomas. En el fondo somos personitas con sentimientos, así que nos puede gustar cualquier otra cosa que le guste a una persona normal. Quiero decir... bueno, ya me entendéis. Nos pueden gustar los deportes, tocar un instrumento, los videojuegos, salir de fiesta, ir de acampada, ir a museos, la moda, comer kebabs... esas cosas. Ni nos pasamos el día encerrados en casa, ni somos unos frikis gafapastas. Los habrá, y no hay nada malo en ello, pero no todos somos así. No nos estereotipéis ni tengáis miedo a compartir vuestras aficiones con nosotros o a invitarnos a hacer cosas diferentes. A veces estamos cansados de leer (en eso se basa el 99 % de nuestro trabajo) y queremos pasar nuestro tiempo libre haciendo otra cosa.

felicidad traductores

8) Nunca, nunca, jamás en la vida se os ocurra decirle a un traductor que las máquinas le sustituirán. He oído la misma frase cientos de veces y me hierve la sangre: «pero, ¿para qué estudias eso? ¡Si Google Translate puede hacer tu trabajo por ti!». Pero vamos a ver, señores, un poquito de sentido común... ¡¿Cómo es posible que una máquina pueda hacer el mismo trabajo que una persona?!. Para empezar, la máquina no piensa, es una má-qui-na. Vosotros, inocentes e inexpertos no-traductores, no os dáis cuenta de la complejidad del lenguaje, por eso no lo entendéis... pero resumiendo, os voy a revelar uno de los puntos básicos de la traducción: el contexto. Sin el contexto, no somos nadie. Y  con Google Translate pasan dos cosas: 1) Como es una má-qui-na no puede pensar y traduce lo que le han dicho que traduzca. 2) Puede haber infinitos contextos en el mundo, tantos como textos, por lo tanto es imposible que una má-qui-na pueda tener almacenado en su «cerebro» de metal cómo traducir cada cosa en cada contexto. Ahí entra nuestro papel humano. Nosotros sí podemos pensar, podemos situarnos en el contexto del texto y decidir cómo traducir cada cosa. Por eso las máquinas nunca nos sustituirán.

traductor de google

9) Tampoco se os ocurra decirnos que nuestra carrera no tiene salidas. Sois un poco obtusos si creéis eso. Y por esa regla de tres, ninguna carrera tiene salidas. Todo depende del momento y de la persona. Puede que algo parezca no tener salidas ahora, pero quizá dentro de X años tiene miles, o puede que pase al contrario. Y puede que os topéis con muchos traductores mediocres que os dirán que «de la traducción no se vive». Mentira. Si uno es un buen traductor y hace bien su trabajo, puede vivir de ello perfectamente, ¡hombre ya!. Nuestra carrera en concreto tiene muchas más salidas que las cuatro que la gente nos impone. Hay todo un mundo relacionado con la traducción y la interpretación, un mundo muy amplio. Así que aplicaos esta regla de oro, para esto y para todo, no-traductores: no habléis sin saber. Y traductores: sed un poquito optimistas.

idiomas de traducción

10) No somos diccionarios andantes ni trabajamos gratis. No tenemos por qué saberlo todo ni por qué tener ganas de explicarlo todo. Si tenéis una duda, mirad en un diccionario, en un manual o en internet. Y si después de todo eso veis que no encontráis respuesta, preguntadnos, pero sin exigencias. Tampoco nos gustan los: «oye, mira, tradúceme esto, que tú sabes inglés y no tardas nada». No somos sirvientes, nuestro trabajo también nos cuesta tiempo, y nuestro tiempo es dinero. Por más que a vosotros os parezcan dos líneas, tres páginas o un párrafo de nada,  los traductores cobramos por palabras, así que estamos perdiendo dinero haciendo traducciones «de favor». Pero como somos buenos, no solemos decir que no a ciertas personas. ¡Así que no abuséis!

humor traductores
Viñeta de Mox

A pesar de que por todos estos puntos pueda parecer que los traductores somos bordes, exigentes, impacientes o que nos enfadamos con facilidad, no es del todo así. Tenemos nuestros momentos, como todo el mundo, pero somos muy buena gente, agradables, simpáticos, inteligentes, perfeccionistas, curiosos, sabemos muchas cosas, podemos hablar de muchas otras, siempre estamos dispuestos a resolver las dudas del prójimo, a revisar cosas, a hacer puntualizaciones y a colaborar cuando sea necesario. Vamos, que quien tenga a un traductor en su vida, tiene una gran fuente de información, además de una joyita que debería cuidar bien :)

Dedicada a todos los compañeros traductores que tan bien entenderán todo lo que os cuento.